Productividad

Descubriendo los rituales diarios de nuestras grandes mentes creativas

La historia puede enseñarnos mucho sobre la forma en la que trabajamos hoy en día.

Benjamin Franklin planificó y segmentó su rutina diaria rigurosamente con el objetivo de lograr lo mejor cada día. Thomas Edison utilizó una lista de tareas magnífica para alimentar su prolífica innovación e inventos. En cuanto a las supersticiones, Tchaikovsky daba un paseo diario de dos horas y siempre volvía a la misma hora: ni un minuto antes, ni un minuto después.

Mason Currey, autor de Daily Rituals: How Artists Work, investigó y retrató a 161 artistas, compositores, filósofos, dramaturgos, científicos, escritores y poetas. Lo que descubrió puede ayudarte a mejorar tus hábitos de trabajo diarios y a ser productivo, sobre todo durante las primeras horas de la mañana.

Recientemente hablamos con Mason sobre los rituales y rutinas de trabajo de las grandes mentes creativas.

Todos empezamos cada día en igualdad de condiciones. ¿Importa cuándo o cómo, empezamos esas 24 horas?

Definitivamente, importa cuándo y cómo empiezas tu día, pero eso no significa que haya una manera “correcta” de hacerlo. En mi investigación, descubrí que hay grandes mentes creativas que se despertaban a las 4:00 de la mañana y que dormían hasta el mediodía (o más tarde); que iban inmediatamente a trabajar y que esperaban durante horas al estado de anímico adecuado.

Lo que todas estas personas tienen en común es que trazaron un horario y un conjunto de hábitos que se adaptaban a sus caracteres y circunstancias personales, y que, en la mayoría de los casos, organizaban sus días (y, por extensión, sus vidas) para crear las mejores condiciones con el fin de ser creativos en su trabajo.

¿Había una parte concreta del día que frecuentemente fuera el momento de mayor productividad para estas 161 mentes creativas que nos has descrito?

Muchos escritores y artistas optan por trabajar por las mañanas temprano, por algunas razones obvias. Si te levantas pronto, por lo general, sabes que no vas a recibir visitas, llamadas telefónicas, u otras distracciones. Y si te pones directamente a trabajar en tu proyecto creativo, si, literalmente, lo priorizas en tu día, puedes garantizar que tu trabajo no se verá interrumpido por otros compromisos o tentaciones.

A Ben Franklin se le atribuye tener todo su día segmentado y planificado. ¿Hasta qué punto es importante empezar bien la mañana? Deberíamos preguntarnos todos, “¿Qué deberíamos hacer hoy?”

El horario de Franklin es otro buen ejemplo de cómo, en mi opinión, la rutina de cada persona debería adaptarse a su carácter. Franklin fue, por supuesto, un gran creyente de la superación personal continua, y su horario lo refleja en gran medida. (También debemos señalar, que su famoso horario diario era la rutina ideal para su día, pero en realidad, no necesariamente lo seguía siempre.)

Así que no creo que todo el mundo deba empezar la mañana preguntándose a sí mismo qué debería hacer ese día, pero sí creo que deberíamos seguir el ejemplo de Franklin de tratar nuestro horario diario como una oportunidad y una herramienta, y adaptarlo a nuestras prioridades en la vida.

¿Has sacado algún consejo de la investigación, que pueda ayudar a que las personas saquen más partido de sus mañanas y consigan realizar más cosas antes?

Creo que la clave reside en ir directamente a trabajar, parando lo mínimo por el camino. Y cuanto más susceptible seas a distraerte, más difícil te resultará. Algunas personas pueden leer el periódico y desayunar con su cónyuge y luego ir a trabajar sin problemas; otras tienen que ponerse a trabajar inmediatamente antes de hacer cualquier otra cosa, o de lo contrario se arriesgan a perder toda la jornada laboral.

Creo que realmente tienes que evaluar tus debilidades y después elaborar un horario que te proteja de tus peores hábitos.

Las personas que aparecen en tu libro no tenían cerca las distracciones constantes de Internet y las redes sociales. ¿Cómo pueden luchar los trabajadores modernos, creativos, o preparados contra las distracciones para conseguir ser más productivos?

A pesar de que la mayoría de mis personajes no tuvieron que lidiar con Internet, muchos de ellos se enfrentaron a muchas distracciones en sus vidas, ya que algunos vivían en grandes casas bulliciosas; otros estaban en el centro de animados círculos literarios o artísticos; y otros tenían trabajos diurnos, profesiones paralelas, o proyectos secundarios que requerían mucho tiempo. Así que trabajar con distracciones constantes no es un problema nuevo, incluso a pesar de que Internet lo haya agudizado más. Y creo que la solución, tanto antes como ahora, es sacar algo de tiempo para trabajar sin distracciones cada día; dedicar un cierto número de horas al día para trabajar en tu proyecto más importante, y luego proteger esas horas a toda costa.

Evernote permite a las personas capturar información, tomar notas, crear listas de tareas y guardar el conocimiento adquirido. En cierto modo, así es como se ha estado trabajando durante años. ¿Qué dice la investigación acerca de la atemporalidad de las mentes más creativas que has analizado?

Bueno, como dices, se trata de hábitos antiguos que, obviamente, son de gran utilidad para muchos artistas. Y creo que las herramientas digitales hacen que resulte más fácil capturar, guardar y volver a consultar todas las distintas notas y listas de tareas que pueden ser una parte esencial del proceso creativo.

¿Diferencias entre los rituales y las rutinas? ¿Puedes explicar la importancia de ambos?

Me gusta pensar en una rutina como un plan o un marco para cada día, y en un ritual como una conducta específica dentro de ese marco más amplio. Creo que ambos son importantes.

Trazar una rutina diaria te obliga a priorizar tu vida, y una buena rutina garantiza que estás reservando tiempo cada día para tu obra más importante. Los rituales son un poco más misteriosos.

Contar el número exacto de granos de café para tu taza de la mañana (como hizo Beethoven), o mirar por la ventana de la cocina y observar los primeros rayos del sol (como hace Toni Morrison), este tipo de cosas son las que pueden ayudarte a alcanzar el estado de ánimo correcto para realizar un trabajo creativo.

Pero creo que cada persona tiene que descubrir sus propios rituales, que le resulten más eficaces. Uno no puede simplemente coger prestados los hábitos de Beethoven y esperar que le invada el genio repentinamente.

¿Encontraste un vínculo común entre las grandes mentes que investigaste?

Creo que el vínculo común es un cierto grado de sacrificio. Los personajes de mi libro anteponen su trabajo creativo a todo, aun cuando hacerlo, suponga un detrimento de sus relaciones, salud y bienestar económico. No estoy necesariamente aconsejando a las personas a seguir su ejemplo, simplemente creo que es importante tener en cuenta que maximizar tu potencial creativo probablemente minimice otro aspecto de tu vida.

¿Hubo un horario concreto que te llamase la atención?

Es difícil elegir uno. Algunos detalles que me llamaron la atención fueron los siguientes: Tchaikovsky era supersticioso y daba un paseo diario exactamente de dos horas, y se negaba a volver a casa antes, aunque solo fueran unos pocos minutos, por temor a que una gran desgracia recayese sobre él; Friedrich Schiller afirmaba que tenía un cajón lleno de manzanas podridas en su despacho, porque necesitaba su olor decadente para sentir el impulso de escribir; Maya Angelou alquilaba una “pequeña”, habitación de hotel o de motel para escribir, y se rodeaba de un diccionario, una Biblia, una baraja de cartas, y una botella de jerez.

El libro abarca autores, escritores y creativos, pero ¿qué podemos aprender de ellos para aplicarlo a aquellas disciplinas y profesionales que no trabajan en un entorno creativo?

Creo que mucho de esto se puede aplicar a otras profesiones. Si quieres ser un abogado, médico, o empresario de éxito, probablemente lidies con algunos de estos problemas: cómo sacarse una carrera que requiere mucha dedicación a la vez que ser un padre responsable o cónyuge o amigo; cómo seguir trabajando en algo cuando estás desanimado o agotado o sin inspiración; o cómo aprovechar tu tiempo y energía mental al máximo. Mi libro no ofrece respuestas concretas a estos dilemas, sino que muestra cómo varios personajes brillantes y exitosos se enfrentaron a estos y otros obstáculos a diario.

¿Cuál fue tu proceso de creación, investigación y redacción? ¿Tenías un horario concreto?

Cuando estaba compilando el libro, también estaba trabajando a tiempo completo como editor de una revista, así que la única manera que se me ocurrió para poder hacer las dos cosas era levantarme muy temprano. Tengo la costumbre de despertarme a las 5:30 am todos los días de la semana y de trabajar en el libro durante dos horas. Después desayunaba con mi mujer, me duchaba, iba a la oficina, y tenía un día normal de trabajo. Y después, unas cuantas noches a la semana me iba a una de las sedes de la Biblioteca Pública de Nueva York a investigar para mi libro. Era un horario agotador, pero también era maravilloso: es increíble lo mucho que puedes hacer cuando estás muy ocupado. Hoy en día tengo más tiempo libre y hago menos cosas.

Debido a que muchos de nosotros nos perdemos con la enorme y constante cantidad de información que nos llega de todos los sitios, ¿tienes algún consejo para los trabajadores modernos que quieren tener éxito?

Mi consejo es averiguar en qué momento del día haces tu mejor trabajo. Para mí, es por las mañanas temprano; para otros, puede ser por la noche o por la tarde. Y después haz todo lo posible para organizar tu horario con el fin de sacar partido de las horas de trabajo cada día (incluidos los fines de semana, si es posible). No tiene que ser muchísimo tiempo, por ejemplo, muchos escritores de éxito en realidad escriben durante un par de horas al día. La clave es hacerlo a la misma hora todos los días; hay algo mágico en esa rutina.

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