Productividad

Cómo ser disciplinado en tiempos difíciles

“Ojalá vivas tiempos interesantes.”

Es un dicho que ha citado todo el mundo, desde Arthur C. Clarke hasta Hillary Clinton, y aunque no estemos seguros de su procedencia, todos entendemos que es una maldición, no una bendición. La lección es que la agitación, el conflicto y el cambio en nuestras vidas pueden consumir gran parte de nuestras reservas mentales y emocionales, y hacer que sea casi imposible poder concentrarse en otra cosa.

Teniendo eso presente, este año ha sido sin duda… interesante.

Quizás en enero te fijaste algunos objetivos para 2020; es posible que incluso hayas elaborado un plan para alcanzarlos. Pero entonces (*sonido de tambor*) sucedió todo lo que ha sucedido, y tus planes se han quedado en eso, planes, y ahora piensas en lo que podría, debería haber sido, y te preguntas cómo llegarás a alcanzar esos objetivos.

Lo bueno es que no es demasiado tarde. A pesar de todos los altibajos que hemos vivido este año, cada nuevo día es una oportunidad para restablecer tu perspectiva, recalibrar tu objetivo e intentarlo de nuevo.

Pero (y aquí está lo importante) para tener éxito, algo tiene que cambiar. Además de elaborar un plan para los objetivos que quieres alcanzar, hay una habilidad de vital importancia que debes dominar: la autodisciplina. De este modo, cuando se produzcan acontecimientos inesperados (como seguramente sucederán), tendrás fuerza para resistir la tentación y seguirás centrado en tus objetivos, sin importar lo que la vida te depare.

¿Qué es la autodisciplina? ¿Y por qué es importante?

En pocas palabras, la autodisciplina es hacer lo que tienes que hacer, cuando lo tienes que hacer, quieras o no. La autodisciplina es la vocecilla de tu cabeza que te despierta a las 5 de la mañana para ir al gimnasio, cuando lo único que quieres hacer es darte la vuelta y seguir durmiendo. Es la voz que te empuja a seguir esforzándote (independientemente de si tu objetivo es ser un mejor artista, atleta, emprendedor o amigo) cuando lo que en realidad te apetece hacer es ver el último éxito de Netflix.

Sin autodisciplina, tus objetivos están a merced de tus circunstancias. Si las cosas van bien, aún podrás alcanzarlos; pero a la primera señal de fricción, renunciarás. Como dijo el autor Jim Rohn, “La disciplina es el puente entre las metas y los logros”. Es el camino que te lleva desde donde estás hasta donde quieres estar.

¿La autodisciplina es lo mismo que la fuerza de voluntad?

La autodisciplina y la fuerza de voluntad (o el autocontrol) parecen lo mismo. Ambos requieren sacrificio y determinación, ¡y ambos son realmente difíciles de conseguir! Pero hay una diferencia clave: la fuerza de voluntad es repentina e inmediata; es decir no a ese trozo de pastel cuando alguien te lo ofrece. La autodisciplina, por el contrario, es una decisión consciente a largo plazo para hacer lo que te has comprometido a hacer, sin permitirte distracciones.

La fuerza de voluntad consiste en controlar tus impulsos y deseos, en decir “no” a la tentación. La autodisciplina consiste en una mejora continua; entrenarte para ser cada día. Entonces, si bien la fuerza de voluntad puede ser estupenda (incluso necesaria) para alcanzar tus objetivos a corto plazo, la autodisciplina es el motor que impulsará tu vida y te ayudará a obtener el éxito a largo plazo. Piensa en ellas como dos fuerzas complementarias, donde la fuerza de voluntad es la autodisciplina en acción.

Cómo fortalecer la autodisciplina en tu vida

No nos andemos con rodeos: se necesita tiempo y compromiso para fortalecer la autodisciplina e inevitablemente te encontrarás con contratiempos. Pero como dijo Eleanor Roosevelt, “soy quien soy hoy por las decisiones que tomé ayer”. A continuación te damos tres consejos para trabajar la autodisciplina que te ayudarán a permanecer fuerte y te convertirán en una máquina de conseguir objetivos:

Captura y aplica

Hemos escrito sobre esto antes, pero vale la pena repetirlo: cuando hayas decidido un objetivo, escríbelo abajo.. La Dra. Gail Matthews de la Universidad Dominicana de California descubrió que por el simple hecho de escribir un objetivo, las probabilidades de alcanzarlo aumentan un 42 por ciento.

Tiene sentido. Si te propones conducir por el país sin un mapa, llegarás a algún lugar, pero es muy probable que no llegues donde esperabas y perderás un tiempo y una energía muy valiosos. Lo mismo ocurre con tus objetivos: sin un plan, ¿quién sabe dónde terminarás?

A continuación, pregúntate: ¿Estoy persiguiendo lo que realmente quiero en la vida o simplemente lo que “debería” querer? Si no deseas con todas tus fuerzas alcanzar tu objetivo, no conseguirás la autodisciplina necesaria para seguir adelante cuando las cosas se pongan difíciles. Cualquier objetivo que elijas debe provocar algo en ti que no se pueda apagar; algo que en lo que te niegues a aceptar un “no” por respuesta.

Actúa:

  • Crea una nota en Evernote y añade una lista de verificación con la que elaborar un plan de acción para cada objetivo.
  • Utiliza Web Clipper para capturar cualquier cosa de la Web que te ayude a visualizar cómo conseguir tu objetivo. Mantendrá tu inspiración cuando las cosas se pongan difíciles.
  • Revisa tus objetivos cada día para asegurarte de que no te desvías del camino y que todavía se alinean con tus verdaderos deseos.

Conoce tus fortalezas… y tus debilidades

¿Saltas de la cama cada mañana, lleno de energía y listo para afrontar el día? ¿O eres más del tipo de persona que dice “No me hables hasta que me haya tomado tres tazas de café”? Cualquiera de estas dos actitudes está bien (¡de verdad!), Pero conocerte y planificar tu día de en función de tu estilo es vital para alcanzar el éxito. Prueba a programar cualquier ‘trabajo intenso’ en los momentos en los que sabes que, en general, estás más concentrado y deja los otros momentos para las tareas mundanas.

Del mismo modo, es posible que las redes sociales sean tu debilidad (oye, no te estamos juzgando). En su libro, “Make Time”, Jake Knapp y John Zeratsky, los “Time Dorks”, los llaman “Infinity Pools” (piscinas infinitas) porque son interminables. Puedes desplazarte por la página sin parar y, si bien puede ser una forma divertida de pasar el tiempo, también puede desbaratar fácilmente tus planes. Por el contrario, si reconoces tu punto débil, te resultará más fácil darte cuenta cuando lo estás haciendo y volverte a encaminar, antes de que pase medio día sin haber hecho nada.

Por otro lado, es posible que te vaya mejor centrarte en una sola tarea a la vez. Aprovéchalo, esconde tu teléfono, despeja tu escritorio y prepáralo todo para realizar un buen trabajo centrado.

Todos estos consejos tienen en común que aumentan tu conciencia sobre quién eres. Cuando hayas logrado una mejor comprensión de dónde rindes mejor y dónde puedes necesitar un poco de ayuda, podrás aprovechar tus fortalezas y minimizar tus debilidades.

Actúa:

Realiza un seguimiento, reflexiona y corrige

Ahora que tienes un objetivo y te entiendes lo suficientemente bien como para trabajar hasta conseguirlo de manera efectiva, no hay nada que se interponga en tu camino, ¿verdad? Seguramente, alcanzar tu objetivo casi sin esfuerzo.

No exactamente. La vida no siempre es tan sencilla como nos gustaría (¡hola, 2020!), por lo que debes poder adaptarte y estar abierto a la posibilidad de que necesites readaptar tu plan. Pueden surgir complicaciones inesperadas, los plazos pueden cambiar, así que no importa lo bien que lo hayas planeado todo, tal vez tengas que hacer cambios para seguir centrado en tu objetivo.

Por este motivo es fundamental saber en qué punto te encuentras a medida que avanzas. Deja tiempo cada semana para revisar tus planes y realizar un seguimiento del progreso que has hecho hacia tus objetivos. Lo más importante es ser sincero con uno mismo. Esto significa reconocer tus luchas y tus éxitos, reflexionar sobre lo que podrías haber hecho de otro modo y formular estrategias para hacerlo mejor la próxima vez.

Por último, unas palabras sobre el “fracaso”: es fácil desanimarse cuando uno se equivoca, pero no dejes que sirva de excusa para abandonar. El hecho de que lo hayas intentado ya es, de por sí, una victoria. Has dado más pasos hacia tus objetivos que la mayoría de la gente y has aprendido algo durante el proceso: lo que no funciona. Utiliza esa información, realiza los cambios que necesites y sigue intentándolo hasta que tengas éxito. Porque lo único que duele más que fallar es abandonar.

Actúa:

  • Utiliza la Evernote’s plantilla de revisión semanal de Evernote para realizar un seguimiento de tu progreso y asegurarte de que sigues en la dirección correcta.

Si este año nos ha enseñado algo, es que no importa con cuanta diligencia planifiques el futuro, en realidad no sabes lo que ese futuro te depara. Pero mientras no pierdas de vista tu objetivo final y estés listo para cambiar de rumbo si es necesario, podrás lidiar con lo que sea y llegar a tu destino. Quizás un poco maltrecho y magullado, pero donde siempre has querido estar.

Organiza tu trabajo y pon orden en tu vida con Evernote.

Regístrate de forma gratuita