Productividad

Importancia del trabajo intenso en un mundo distraído

Desde el momento en que nos despertamos por la mañana, aparecen las tentaciones.

Coger el teléfono. Comprobar los mensajes. Leer los correos electrónicos. Consultar las redes sociales. Añade unos cuantos clics a las noticias y en poco tiempo, habrás registrado ya lo que probablemente será la primera de las más de 76 interacciones diarias con tu dispositivo móvil.

A pesar de que los dispositivos móviles han aumentado nuestro acceso a la información y la capacidad de comunicarnos con otras personas, también han introducido barreras que podrían afectar de forma negativa a nuestro trabajo.

Si entendemos cómo distanciarnos de las distracciones y mejorar la gestión de nuestro tiempo, tendremos mejores probabilidades de profundizar más en nuestras ideas y alcanzar niveles más elevados de productividad.

La lucha por nuestra atención

Hoy en día, estamos librando una batalla para llamar la atención, desde la gran variedad de redes sociales, artículos de noticias, conversaciones y ruido digital. Desbloqueamos nuestros iPhones una media de 80 veces y acumulamos más de 4,7 horas interactuando activamente con nuestro dispositivo móvil cada día.

El treinta por ciento de nuestro consumo diario de medios lo dedicamos a navegar por Internet. Tampoco es solo ruido social. El estadounidense medio ve 35 horas de televisión a la semana, y nuestros hábitos televisivos han cambiado de forma dramática de los televisores a los dispositivos.

La señal más reciente de que se están produciendo grandes cambios en respuesta a nuestros cambios de atención, es que la Liga Nacional de Baloncesto (NBA), una de las incondicionales de la escena deportiva de Estados Unidos, está explorando formas de acelerar el final de los partidos para acomodarse a la reducción de los periodos de atención.

De acuerdo con una encuesta reciente encargada por Microsoft, perdemos nuestra capacidad de atención más rápido que un pez. La lección más obvia fue una cita en el informe del jefe de Microsoft, Satya Nadella, señalando que el rasgo esencial para los empleados modernos que buscan el éxito: “La verdadera y escasa capacidad del futuro será la atención de las personas”.

Conexión más profunda con nuestro trabajo

La idea del “trabajo intenso” no es nada nuevo. El término fue recientemente acuñado por Cal Newport, un profesor, científico y autor de “Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World.” (Trabajo intenso: Reglas para el éxito enfocado en un mundo distraído).

Según Newport, el trabajo intenso se clasifica como “actividades profesionales realizadas en un estado de concentración sin distracciones que lleva tus capacidades cognitivas a sus límites”.

Se ha practicado de una forma u otra por todo el mundo, desde Carl Jung al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

  • El presidente Obama, una persona que trabaja mejor por la noche, pasaba el tiempo en su oficina bien entrada la noche leyendo, escribiendo discursos, preparando memorandos, examinando documentos y pensando. Era capaz de terminar en la madrugada las cosas que hubieran limitado su atención constantemente durante el día. “Todos buscan tener tiempo para organizar sus ideas. No cabe duda de que ese es su momento”, dijo Rahm Emanuel, el primer jefe de gabinete de Obama. “No te puedes aislar media hora durante el día para hacerlo. Suceden muchas cosas. Ese es el momento cuando todo se puede dejar a un lado y te puedes concentrar.”
  • Carl Jung disfrutaba tanto desconectando de las trampas del mundo, que creó un complejo de piedra en Suiza al que podía acudir siempre que necesitaba reflexionar, pensar y escribir. En sus memorias, Jung describió la escapada como algo importante para ayudarle a estar satisfecho, sentirse autosuficiente y descansado.

Estos dos ejemplos parecen casi contradictorios. De hecho, son ilustraciones clásicas de escapar a un lugar de confort como un medio para completar cosas. Si el trabajo intenso es un vehículo de concentración y pensamiento que produce trabajo, puede suceder en el Despacho Oval o en las montañas de Suiza. Es el ritual, la planificación y el sitio del trabajo lo que importa.

Miedo a quedar excluido

Newport examinó el impacto cognitivo que tienen las distracciones de las redes sociales y las oficinas, y la importancia de la atención absoluta a la hora de terminar un trabajo significativo. Al eliminar las distracciones, argumenta, podemos ir más allá del “trabajo superficial” para alcanzar niveles más elevados de productividad y producir una cantidad sustancial de trabajo.

Por supuesto que las redes sociales no son malas, y sería absurdo sugerir lo contrario. La mayoría de nosotros tenemos un miedo irracional a quedar excluidos, así que nos hemos vuelto dependientes de las redes sociales, estando siempre listos para consultarlas. Pero si entendemos que la distracción puede afectar negativamente nuestro trabajo intenso, entonces podemos comenzar a tomar medidas para ayudar a centramos en funciones cognitivas complicadas. ¿Qué sacamos de eso? Obtenemos la recompensa de dominar tareas complicadas, mejorar el procesamiento de la información, y producir más en menos tiempo.

“Existe una creciente cantidad de investigaciones que nos dicen que si pasamos gran parte del día en un estado de atención fragmentada, donde el flujo de trabajo regular se ve interrumpido constantemente al tomar descansos con frecuencia para consultar las redes sociales, esto puede reducir permanentemente nuestra capacidad de concentración”, dijo Newport.

Gran parte de las redes sociales están creadas específicamente para fragmentar tu tiempo. Al igual que una máquina tragaperras, te recompensa con “cosas brillantes”, como corazones, retweets, comentarios y otras positividades a cambio de tu tiempo. En poco tiempo, tu día se ve interrumpido al presionar, extraer y deslizar los dedos para recibir actualizaciones y notificaciones.

Incluso un vistazo rápido a Twitter o consultar un correo electrónico tiene un impacto negativo en tu capacidad de centrarte en tus tareas. De hecho, ese vistazo rápido te cuesta unos 15 a 20 minutos de pérdida de atención. Nuestros cerebros sencillamente no están conectados para asumir ese nivel de distracción. El aluvión del mundo de las redes sociales está cambiando el paisaje de los centros de recompensa de nuestro cerebro. Además de afectar a nuestra capacidad cognitiva para realizar el trabajo, también preocupa a los profesionales médicos, que están siendo testigos de mayores tasas de ansiedad y otros problemas psicológicos entre los estudiantes universitarios.

Las distracciones son una parte creciente de las interrupciones que los trabajadores del conocimiento sufren en la oficina a diario. No son solo interrupciones autoimpuestas de las redes sociales. En la oficina, nos bombardean con mensajes instantáneos, chats y notificaciones de compañeros que utilizan software de colaboración, notificaciones por correo electrónico, solicitudes de reunión de última hora e incluso distracciones provocadas por oficinas diáfanas diseñadas para unirnos más.

La nueva economía

Ha llegado una nueva economía de la información competitiva y Newport sostiene que dicha economía recompensará a los trabajadores que entiendan que la moneda de cambio es el trabajo que produce resultados claramente excepcionales y valiosos.

“El cambio de nuestra cultura de trabajo hacia lo superficial… está presentando una oportunidad única para las pocas personas que reconocen el potencial de resistir esta tendencia y priorizar la profundidad…” narra Newport en su libro.

El activo más insólito de todos es el empleado capaz de dedicar un tiempo significativo al trabajo intenso y el subproducto obtenido, material de alta calidad increíblemente difícil de automatizar o replicar mediante una máquina, algoritmo o globalización.

“Cualquier cosa que un niño de seis años pueda hacer con un teléfono inteligente no es algo que el mercado vaya a recompensar”, dice Newport.

El trabajo intenso es una herramienta que necesitas para crear y producir cosas como un artesano. Piensa en el tiempo que necesita un soplador de vidrio para perfeccionar un jarrón bellamente esculpido, o cómo un tallador de madera experto utiliza el arte y la artesanía para crear muebles dignos de ser expuestos en un museo.

Los programadores informáticos, diseñadores visuales, profesores y escritores tienen una gran ventaja competitiva debido a esta capacidad de concentrarse y convertir esa capacidad excepcional y valiosa, el arte que impulsa la era de la información.

“Si puedes escribir un algoritmo elegante, redactar un informe legal, escribir mil palabras de prosa, mirar un mar de datos inequívocos, si puedes hacer este tipo de actividades para producir resultados que son excepcionales y valiosos, la gente te encontrará, independientemente del número de seguidores de Instagram que tengas”. -Cal Newport

Cómo crear trabajo significativo

El trabajo intenso no tiene porqué ser aburrido. De hecho, puede ser agradable, creativo, meditativo y estimulante. A continuación detallamos algunas tácticas para integrar los principios del trabajo intenso en tu planificación:

1. Trabaja intensamente. Se necesita mucha paciencia y práctica para llegar al punto donde puedes integrar largos tramos de trabajo intenso en tu planificación. Newport creó una ecuación para explicar la intensidad de trabajo intenso necesaria y lo comparó con los estudiantes que pasaron noches enteras estudiando.

Trabajo realizado = (tiempo empleado) x (intensidad)

Trabaja a un alto nivel con intervalos dinámicos e intensos que aumentan con el tiempo para producir un resultado deseable. Sigue en este estado durante al menos 90 minutos y amplía la duración hasta alcanzar períodos que duren de dos a cuatro horas, o más.

2. Protege tu tiempo. Mantén una serie de rituales y rutinas para incorporar el trabajo intenso en tu día más fácilmente. Intenta implementar tácticas de planificación en tu flujo de trabajo como:

Registros: mantén un registro de las horas que pasas trabajando, o cuando alcanzas hitos importantes, como páginas leídas o palabras escritas.

Planificación intensa: intenta planificar horas de trabajo intensas con suficiente anticipación en tu calendario, con dos o cuatro semanas de antelación por ejemplo.

Planificar y realizar un seguimiento del tiempo tiene la gran ventaja de devolver tiempo. Muchos profesores, escritores y científicos han sido capaces de producir una amplia cantidad de trabajo mientras trabajaban las horas normales y tenían tiempo para actividades personales o familiares durante las tardes y los fines de semana.

3. Entrena tu cerebro a no hacer nada. Inténtalo un segundo, siéntate y no hagas nada. ¿Cuánto tiempo crees que pasará hasta que no te puedas resistir a los estímulos sociales y al sonido de tu dispositivo móvil? Si eres capaz de sentarte tranquilamente y meditar o pensar, o incluso mirar al espacio, entonces puedes entrenar tu cerebro para pasar más tiempo trabajando con más intensidad.

4. Deja de nadar contra corriente. Decide por ti mismo qué restricciones puedes establecer en el correo electrónico y las redes sociales eliminándolo de tu semana de trabajo por completo, o cerrando sesión y no accediendo durante un día entero. Evalúa tu vida personal y profesional y observa dónde encajan las redes sociales y dónde no. Tu resultado puede ser una desintoxicación digital de un mes o un corte completo con las redes sociales.

5. Elimina el trabajo superficial. Las solicitudes interminables de reuniones y las respuestas de correos electrónicos al instante están convirtiendo a los trabajadores del conocimiento en “routers humanos” que crean el trabajo superficial que define muchos de los lugares de trabajo. Nos hemos preparado para responder porque sentimos como si estuviéramos logrando algo, cuando en realidad no es así.

“Pasa suficiente tiempo en un estado de superficialidad frenética “, advierte Newport, “y reducirás permanentemente tu capacidad para realizar un trabajo intenso”.

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