Es una realidad de la vida: los niños desordenan. Pero enseñarles a ordenar y a mantenerse organizados no es imposible; es una habilidad que se aprende y requiere una práctica regular. Y durante este proceso de aprendizaje, adquieren valiosas habilidades que les acompañarán toda su vida.
Esto no significa que sea una tarea sencilla. Cada niño tiene su propia manera de hacer las cosas y aprende a su propio ritmo. ¡A la mayoría de los adultos ni siquiera se les da tan bien organizar como debería! Lo bueno es que enseñar a tus hijos a ordenar es más fácil de lo que parece. Al realizar regularmente algunas actividades sencillas de orden y limpieza profunda, podrás enseñarles a mantenerse organizados de por vida.
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¿Ordenar no es solo limpiar?
No, ordenar no es lo mismo que limpiar. Es muy importante que hagas esta distinción cuando enseñes a tus hijos a ordenar.
La limpieza incluye tareas como pasar la aspiradora, quitar el polvo y limpiar las encimeras, que debes hacer independientemente del desorden que haya. En cambio, ordenar es más un acto de organización: colocar las cosas en su sitio para que resulte más fácil encontrarlas después y tirar aquellas que no utilizas y ocupan espacio.
Si bien pueden ser dos tareas distintas, van de la mano. No se puede limpiar sin antes ordenar. Es difícil quitar el polvo o pasar la aspiradora si hay montones de juguetes tirados por el suelo.
En muchos casos, los niños más pequeños no pueden participar en la limpieza profunda, ya que se utilizan productos químicos y aparatos pesados como aspiradoras. Pero puedes vincular la experiencia de limpiar con el acto de recoger sus juguetes y ordenarlos, para que empiecen a familiarizarse con el proceso. Los niños deben entender que ordenar es el primer paso y que después viene limpiar.
Consejo práctico: Utiliza Evernote para conservar una lista detallada de los sitios en los que guardas las cosas de tus hijos. Incluso puedes hacer fotos y guardarlas en tu nota a modo de recordatorio visual.
Introducción a la donación benéfica
Una de las partes más importantes del proceso de ordenar es aprender a desprenderse de aquellas cosas con las que podemos tener vínculos sentimentales, pero que ya no son útiles. Como en tantas ocasiones, los adultos pueden ser peores que los niños, aunque tienen menos excusas. Los niños todavía están aprendiendo y puede que les resulte difícil separarse de los juguetes con los que ya no juegan.
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Ordenar brinda la oportunidad perfecta para preparar una caja para una organización benéfica similar. Explícale que no vais a tirar los juguetes, sino que otros niños van a jugar con ellos. Así a tu hijo le resultará más fácil desprenderse de esos tesoros obsoletos.
Consejo práctico: Cuando tus hijos preparen las cajas para las donaciones, anota en Evernote los artículos que van a donar. Detallar meticulosamente lo que donas puede ser útil cuando estés haciendo tu declaración de impuestos, ya que a veces las donaciones se pueden desgravar. En lugar de volverte loco buscando los recibos al final del año, mantén un registro de las donaciones que vas realizando.
Déjales que vendan sus cosas
Si muchos de los juguetes de los que van a desprenderse funcionan y se pueden vender, ¿por qué no hacerlo? Así los niños serán partícipes del proceso de organización y lo convertirán en una actividad familiar. Haz que tus hijos colaboren organizando y etiquetando artículos, poniendo precios y otras tareas similares.
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Cuanto más puedas animarlos a tomar la iniciativa, sobre todo si tu hijo es mayor y está listo para asumir responsabilidades, mayor será el entusiasmo que muestren por ordenar. Además de sentirse vinculados al proceso y ayudar a sus padres, aprenderán a desprenderse de cosas innecesarias (y los niños más mayores incluso pueden ganar algo de dinero, lo cual es una gran motivación).
Incentiva la limpieza
Todos sabemos lo difícil que es conseguir que un niño haga algo que no le interesa. En estos casos puedes ofrecerles pequeños incentivos para que aprendan a ordenar de manera efectiva.
Vender aquello que ya no usan pueden suponer algo de dinero extra para los niños mayores, pero estos incentivos no siempre tienen por qué ser dinero. No mezcles la limpieza con las tareas del hogar o quehaceres similares que pudieran merecer un premio. Piensa en pequeñas recompensas que puedas ofrecer por ordenar. Quizá premios que, sin ser dinero, sí impliquen diversión, como elegir qué ver por la noche en la tele o más tiempo para jugar a la videoconsola. Si necesitas ideas, pregunta a tus hijos qué les gustaría conseguir. Es posible que obtengas algunas respuestas muy interesantes.
Consejo práctico: Organiza tareas de orden y similares con la Plantilla de mapa de tareas de casa. Utilízala para establecer recordatorios para que los niños ordenen y realicen un seguimiento de su progreso hacia su recompensa. Puedes marcar cómo van con emojis e imágenes.
Pon en práctica las lecciones de vida cuanto antes
Los niños suelen estar ansiosos por ayudar en casa, solo tienes que pedírselo ¡y a veces ni siquiera tienes que hacerlo! Quizá esto te suponga mucho trabajo adicional si estás muy ocupado, pero también puede ser una oportunidad para que empiecen a adoptar hábitos que conservarán toda la vida. Dirige su entusiasmo, condiméntalo con un poco de diversión y te asegurarás de que nunca olviden tus lecciones de limpieza.